El acoso escolar, más conocido también como bullying, es un tema de máxima actualidad que preocupa bastante tanto a los padres como al profesorado. Desgraciadamente, lo sufren 1 de cada 4 niños de primaria hasta bachillerato. La realidad es que en los últimos años, nos hemos familiarizado con termas antes desconocidos para nosotros como bullying y ciberbullying. Por este motivo, en desde la Fundación Concepció Juvanteny, queremos hacer eco a esta realidad y dar una serie de claves para detectarlo antes de que sea demasiadas tarde.

Cómo detectar el bullying?

A veces, se difícil detectar de manera directa el acoso escolar, puesto que muchos niños, por miedo o por vergüenza, no comunican la situación de abuso que están viviendo. Por eso, es importante identificar señales que acostumbran a mostrar de manera indirecta, los principales serían los siguientes:

  • Cambios de comportamiento o de hábitos: Los niños asediados a menudo suelen mostrar su malestar mediante irregularidades o alteraciones en su conducta. Es importante prestar atención a niños que estén comportándose de manera diferente y con un humor muy cambiante, una caída en la media de las notas de un estudiante, cambios en los hábitos alimentarios o en las amistades, pérdida de interés por las actividades o si un niño o una niña tiene dolor de cabeza o dolores estomacales frecuentes (que pueden ser psicosomáticos o bien una excusa para evitar ciertas situaciones sociales).
  • Niños o niñas que evitan estar con otros niños: Una manera de reafirmar que el niño puede estar sufriendo abusos, puede ser con la exclusión de este en horas de patio o actividades en general.
  • Explosiones de ira o y problemas con la autoridad: Tanto los acosadores como los asediados pueden tener problemas para regular sus emociones, lo cual puede llevar a situaciones en las cuales no sean capaces de controlar su agresividad ante otras personas
  • Alteración de las rutinas de sueño. Le cuesta más dormir, tiene somnolencia o pasa más tiempo del normal durmiendo. También un factor podría ser tener pesadillas constantes.
  • Excusas por no ir al colegio. Una de las señales primordiales seria que el niño o niña no quisiera ir a la escuela y pusiera excusas muy frecuentes como que no tiene ganas o que se encuentra mal, pero no solo por las mañanas, sino también los domingos por la tarde.

Una vez se ha detectar una serie de comportamientos poco habituales, se tiene que pasar a la acción rápidamente. En este caso, es aconsejable trabajar la asertividad: enseñarle a decir ‘no’, a marcar los límites que no quiere cruzar. Mostrarle como un cambio de actitud y una mayor confianza en sí mismo pueden mejorar su situación. En este sentido, trabajar técnicas teatrales o corporales puede ser una herramienta interesante y muy productiva.